Los tubos de traqueotomía para bebés son dispositivos médicos diseñados para mantener la vía aérea permeable en neonatos y lactantes que requieren soporte respiratorio prolongado, aspiración frecuente de secreciones o protección de la vía aérea superior. Debido a la delicada anatomía y al rápido crecimiento de las estructuras respiratorias en esta población, la selección del tamaño y las características adecuadas es fundamental para minimizar el riesgo de trauma traqueal, desplazamientos y complicaciones como estenosis o granulomas.
Criterios de selección
Diámetro interno (DI): Influye en la resistencia al flujo de aire y la eficacia de la aspiración.
Diámetro externo (DE): Debe adaptarse al calibre traqueal sin ejercer presión excesiva sobre la mucosa.
Presencia de manguito (cuff):
Sin cuff: Indicados en neonatos y ventilación espontánea; menor riesgo de lesión mucosal.
Con cuff de baja presión: Útiles en ventilación mecánica, siempre controlando la presión entre 10–15 cmH₂O.
Material: Silicona (flexible y biocompatible) o PVC (más rígido y económico), considerando tolerancia y facilidad de limpieza.
Tamaños y recomendaciones comunes
Tamaño (DI) | Diámetro Externo (aprox.) | Peso Aproximado | Manguito | Consideraciones clínicas |
---|---|---|---|---|
2.5 mm | 4.0–4.5 mm | <2,000 g (neonatos) | Sin cuff | Mínimo trauma; alta resistencia al flujo |
3.0 mm | 4.5–5.0 mm | 2,000–4,000 g | Opcional | Buen balance entre flujo y comodidad |
3.5 mm | 5.0–5.5 mm | 4,000–6,000 g | Cuff ligera | Facilita aspiraciones; vigilar presión del cuff |
4.0 mm | 5.5–6.0 mm | >6,000 g (lactantes) | Cuff ligera | Adecuado para ventilación mecánica prolongada |
Buenas prácticas de manejo
Medición de longitud: Calcular desde la piel del cuello hasta la carina estimada para evitar inserciones excesivas.
Verificación de posición: Confirmar con radiografía tras la inserción y después de cambios de posición.
Control de presión del manguito: Mantener entre 10–15 cmH₂O para proteger la mucosa y evitar fugas.
Higiene y mantenimiento: Limpiar o cambiar cánulas internas según protocolo (cada 7–10 días) para prevenir obstrucciones e infecciones.
Una correcta selección del tubo de traqueotomía y un manejo meticuloso garantizan una ventilación eficaz, reducen la incidencia de complicaciones y mejoran el confort y la recuperación de los bebés.
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