La sonda nasogástrica es un dispositivo médico esencial en el ámbito hospitalario, utilizado para diversas funciones como la administración de alimentación enteral, medicamentos, descompresión gástrica y drenaje de contenido estomacal. Su correcta colocación y manejo son fundamentales para garantizar la seguridad del paciente y prevenir complicaciones. A continuación, se detallan los procedimientos seguros y las mejores prácticas para su uso en entornos hospitalarios.
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Sondas nasogástricas (de Ryles) | |
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Indicaciones para el uso de la sonda nasogástrica
Las principales indicaciones incluyen:
Administración de nutrición enteral: En pacientes que no pueden ingerir alimentos por vía oral.
Suministro de medicamentos: Cuando la vía oral no es viable.
Descompresión gástrica: Para aliviar la distensión abdominal en casos de obstrucción intestinal.
Lavado gástrico: En situaciones de intoxicación o sobredosis.
Procedimiento seguro para la colocación de la sonda nasogástrica
Preparación del paciente:
Informar al paciente sobre el procedimiento para obtener su cooperación y consentimiento.
Colocar al paciente en posición de Fowler (elevación del torso a 45-90 grados) para facilitar la inserción y reducir el riesgo de aspiración.
Selección y medición de la sonda:
Elegir el calibre y tipo de sonda adecuados según la indicación clínica.
Medir la longitud a insertar desde la punta de la nariz hasta el lóbulo de la oreja y luego hasta la apófisis xifoides, marcando la sonda en ese punto.
Inserción de la sonda:
Lubricar la punta de la sonda para facilitar su avance.
Introducir suavemente la sonda por la fosa nasal seleccionada, dirigiéndola hacia la nasofaringe y solicitando al paciente que trague para facilitar el paso al esófago y luego al estómago.
Verificación de la posición:
Aspirar contenido gástrico y verificar su pH (debe ser ácido) para confirmar la ubicación correcta.
Auscultar el epigastrio mientras se insufla aire a través de la sonda y escuchar sonidos característicos.
En algunos casos, se puede requerir una radiografía para confirmar la posición, especialmente antes de iniciar la alimentación enteral.
Fijación de la sonda:
Asegurar la sonda a la nariz con un adhesivo adecuado, evitando tensión o presión excesiva que pueda causar lesiones.
Mejores prácticas en el manejo de la sonda nasogástrica
Higiene y cuidado del sitio de inserción:
Mantener limpia la zona nasal y cambiar regularmente el adhesivo para prevenir irritaciones o úlceras.
Mantenimiento de la permeabilidad:
Lavar la sonda con agua antes y después de la administración de medicamentos o alimentación para evitar obstrucciones.
Monitoreo y registro:
Registrar la cantidad y características del drenaje gástrico, así como cualquier incidencia relacionada con la sonda.
Prevención de complicaciones:
Vigilar signos de irritación nasal, sinusitis, otitis o neumonía por aspiración.
Reevaluar periódicamente la necesidad de mantener la sonda y retirarla tan pronto como sea posible.
Retirada de la sonda nasogástrica
Procedimiento:
Informar al paciente y colocarlo en posición adecuada.
Desprender el adhesivo y retirar la sonda suavemente mientras el paciente exhala.
Inspeccionar la integridad de la sonda tras su retirada.
Cuidados posteriores:
Observar al paciente por posibles molestias o complicaciones tras la retirada.
Registrar el procedimiento en la historia clínica.
Conclusión
La correcta colocación y manejo de la sonda nasogástrica son esenciales para garantizar la seguridad y el bienestar del paciente en el entorno hospitalario. Seguir procedimientos estandarizados y adoptar las mejores prácticas contribuye a minimizar riesgos y optimizar los resultados clínicos.